¿Qué es lo que hace que Quentin Tarantino, uno de
los más reconocidos directores de cine de todos los tiempos, se enoje en
momentos de lo más plácidos y normales? ¿De dónde proviene su furia? Un amigo
diplomático de mi mujer me dijo que Tarantino, si no hiciera películas, estaría
matando gente. En otra ocasión leí lo mismo en una biografía suya. El hecho es
que se ha trenzado a golpes en restoranes, ha escupido y abofeteado a camarógrafos,
ha hecho callar a entrevistadores, en fin. Tarantino es una tetera con agua
hirviendo. Nacido en Knoxville, Tennessee, el 27 de marzo de
1963, hijo de un actor y músico
amateur y una camarera, desde niño estuvo pegado a la pantalla del televisor.
Literalmente, vio todo lo que había que ver para transformarse en uno de los
más reconocidos directores de cine del planeta; incluso trabajó, adolescente ya,
acomodando butacas en un cine porno y luego en Video Archives, una tienda de
arriendo de películas que lo transformó de frentón en un cinéfilo. Era capaz de
recomendarle a los clientes ciertos tipos de películas e incluso echarlos si no
estaban a la altura. Su primer filme
es de 1987, My Best Friend's Birthday, que rodó con escasísimo
presupuesto. Aquí ya aparecen los personajes horteras de sus próximas pelis y
es notable que haya logrado hacer un filme tan malo. ¿Lo habrá hecho a
propósito? Estoy seguro de que hizo una mala primera película por pura pose. Siempre
los directores de cine «cool» tienen una primera
película mala. Recuerden a Francis Ford Coppola con Dementia 13 (1963), que, dicho sea de
paso, a mí me gusta de los cojones. Tarantino ha sido cuestionado desde siempre
y ha sido considerado un sujeto desestabilizado por directores de cine como
Alex de la Iglesia. De la Iglesia contó que en una cena lo único que hablaba
Tarantino era de cine. Pelis de artes marciales, de judo, westerns, en fin...
Cine arcano... Alex quería irse porque Tarantino era monotemático y sólo le
interesaba el cine, al igual como sólo le interesaba la literatura a Roberto
Bolaño. Tarantino ha sido guionista, productor, director e incluso actor.
Estudió actuación en la academia de Jimmy Best —el sheriff Rosco P. Coltrane en The Dukes of Hazzard— y es un reconocido mal
actor, dicen por ahí, aunque a mí me gusta los roles que ha interpretado.
Recuerden al sexópata de From Dusk Till Dawn. Hay que reconocer que
Tarantino es un buen director, eso no se discute, pero siempre está a punto de
explotar. ¿Si yo me trenzara a puñetazos con Tarantino? ¿Qué haría? Primero:
debido a que es un sujeto alto, de más de un metro noventa de estatura, y yo,
Ignacio Fritz, un sujeto relativamente bajo, tomaría un fierro y le asestaría de
lleno en su cabeza de prominente mandíbula y frente amplia. Segundo: no creo
que mis conocimientos en boxeo me ayuden con un tipo de la envergadura de
Tarantino. Si bien estoy macizo, jamás podría pelear con ese mastodonte del
cine. No me quedaría otra que decirle: «Quentin, contigo no quiero pelear. Eres mucho más
grande que yo. Me ganaste». Tarantino nos ha ganado a
todos. Es millonario, tiene líos sentimentales con la flaca Uma Thurman,
incluso tiene un automóvil que ya me lo quisiera yo. Además, su capacidad de
verborrea es envidiable. Le pusieron «Quentin» por un personaje interpretado por Burt Reynolds en la
serie Gunsmoke. En su linaje corre sangre
alemana y cheroqui. Pero la furia de Tarantino se refleja en sus películas...
Antes de cumplir los treinta años, se manda un películazo: Reservoir Dogs. La trama ocurre en
cuartos cerrados y tiene la sangre necesaria para alimentar el morbo de sujetos
desestabilizados. En 1999 vi por primera vez Reservoir Dogs, estrenada por primera vez
en 1992. Compré un cedé con su banda sonora. Hay gente que incluso copiaba los
peinados de sus personajes. Hay diálogos cargados de chispa y demasiado humor
negro. La palabra «negrata» aparece a cada tanto, y eso ha molestado a
otros colegas del cine, de raza negra, como Spike Lee. Claro que esa molestia
es relativa. Hay un cameo de Tarantino en una peli de Spike Lee llamada Girl 6 (1996). «Q.T» es un director de cine
famoso que ve el casting de una actriz de raza negra... En fin... Al final no
sé quién está más molesto. ¿Seré yo el que está cabreado por el éxito de
Tarantino? ¿Lo envidio? En 1996, para un ramo del colegio, vi Pulp Fiction. Me encantó. Me la repetí
varias veces. Me gustaba el invento de las hamburguesas Big Kahuna y los
cigarrillos Red Apple. Me agradaba la bobera de Vincent Vega. Una tontera que
terminó con su muerte a manos del boxeador Butch. Con Jackie Brown (1997) me percaté que
Tarantino era un director de cine maduro que podía hacer la adaptación de una
novela de Elmore Leonard —uno
de mis novelistas favoritos— sin morir en el intento. Con el dúo de pelis de Kill
Bill también me sofoqué por el grado de «perfección» de todo, lo que hace
que realmente tenga yo la furia hacia Tarantino, y no él hacia mí. La furia de
Tarantino desembocó en mi propia furia. Confieso que mi peli favorita es Death
Proof (2007). Aparte, Kurt Russell, el actor favorito de John Carpenter en Escape
From L.A. (1996), actúa muy bien en esta película feminista. Porque Death
Proof no es una película sobre un psicópata especialista en colisiones de
acción de automóviles para películas, sino de unas chicas independientes que se
las ven con un psicópata obsesionado con curvilíneas chicas independientes que...
Envidio a Tarantino... La furia la tengo yo hacia él... Inglourious Basterds (2009)
es una buena película bélica, sin embargo la actuación de Brad Pitt desmejora
todo. Django Unchained (2012) me hizo tenerle más tirria
a Tarantino cuando fui al cine y había una cola enorme para entrar. Había
fanáticos por doquier. Pero la furia de Tarantino tal vez tiene su explicación
a que se trata de un friqui, un excelente friqui, tan friqui como yo, que en
realidad tengo sentimientos encontrados hacia él. Lo admiro, lo quiero y lo
odio. Así de simple. The Hateful Eight, su última peli hasta el momento,
será estrenada el 2015 y espero verla con mi mujer. Así como vi Django
Unchained —en la comodidad de mi casa— con mi suegro cuando me vino a visitar. Mi
furia es parecida a la de «Q.T». A ambos nos gusta la
violencia en el cine y la literatura, y a ambos nos gusta la comida chatarra.
Si me gusta la chatarra, no me puedo ir a las manos con Tarantino, ¿no creen?
Debería ser su amigo. Total, espero
que mi envidia hacia Tarantino se disipe cuando quede totalmente choqueado por
su vulgar excelencia cinematográfica.
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